En ésta ocasión quiero compartirles el poema “Si” del escritor de origen británico Joseph Rudyard Kipling, reconocido por sus novelas cortas, poemas y sobre todo por el Libro de la selva. Ganador del Premio Nobel de literatura y de una gran cantidad de reconocimientos por parte de la corona británica, Kipling perfeccionó una forma narrativa de la cual se desglosan un sinnúmero de mensajes que aportan bastante, en éste caso, al desarrollo de la personalidad y el crecimiento personal.
Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor la han perdido y te culpan a ti. Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti pero también aceptas que tengan dudas. Si puedes esperar y no cansarte de la espera; o si, siendo engañado, no respondes con engaños, o si, siendo odiado, no incurres en el odio. Y aun así no te las das de bueno ni de sabio. Si puedes soñar sin que los sueños te dominen; si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo; si puedes encontrarte con el triunfo y con la derrota, y a tratar a esos dos impostores de la misma manera. Si puedes soportar oír la verdad que has dicho, tergiversada por villanos para engañar a los necios. O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida, y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas. Si puedes apilar todas tus ganancias y arriesgarlas a una sola jugada; y perder, y empezar de nuevo desde el principio y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida. Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones, a cumplir con los objetivos mucho después de que estén agotados, y así resistir cuando ya no quede nada salvo la Voluntad, que les dice, “Resistid” Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud. O caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común. Si ni amigos ni enemigos pueden herirte. Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado. Si puedes llenar el implacable minuto, con sesenta segundo de diligente labor tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella, y -lo que es más - : ¡serás un Hombre, hijo mío!
Kipling dirigió el poema a su hijo, quizás por eso brinda muchos mensajes contenidos en sus líneas que sirven para ejemplificar lo que se busca en el desarrollo humano, la formación individual y el comportamiento social.
El escrito invita a cultivar la integridad personal y el equilibrio que debemos procurar en cada una de las instancias de la vida, cuando habla de que seamos siempre los mismos sin dejarnos permear por otras personalidades y sin juzgar lo que no nos parezca, además de la propuesta que hace para cultivar la firmeza del carácter cuando tengamos que tomar decisiones.
El poema invita también a que vivamos sin la obligación de hacer las cosas por los demás o por cumplir, más bien hacerlas porque las sentimos y queremos compartir y retroalimentarnos de los demás.
Aprender a perder, a pensar sin la necesidad de tener la razón ni la verdad absolutas, a reconocer los errores y aciertos de nuestras acciones sin que eso sea el punto final de nuestros propósitos, seguir adelante sin miedo a aceptar que somos lo que hacemos para fortalecer nuestro pensamiento.
Entender la importancia de tener nuestra mente en orden, con las prioridades fijas y nuestras ideas claras. De esa manera podremos ser auténticos y nuestro trasegar en la vida estará lo suficientemente tranquilo como para disfrutarlo al máximo.
Les propongo que lean una y otra vez el poema y saquen conclusiones propias, que estoy segura les enseñaran muchas cosas y posiblemente también lograrán aclarar muchas dudas. Kipling escribió un gran poema, una buena demostración de que cuando tienes nítidos tus planes, tienes la seguridad de tomar decisiones acertadas.