Este tema no es acerca de enfermedades inventadas o personas con traumas en la niñez, que reprimen lo que les ha sucedido.
Este tema es acerca de todos, porque en todos existe esa conexión entre nuestra parte mental-emocional y nuestro cuerpo.
Quizá para algunas personas sea extraño relacionar las molestias físicas con conflictos emocionales, es entendible, porque nuestra cultura por mucho tiempo ha hecho una separación entre esto.
Tampoco significa que absolutamente todas las enfermedades o molestias físicas, tengan una causa exclusivamente emocional y que desde ese punto se puedan explicar, lo que quiero transmitir es que nuestras emociones y pensamientos impactan en nuestro cuerpo, de la misma manera como las cosas que le suceden a nuestro cuerpo, impactan en nuestra mente.
Si es verdad que en este tema podíamos hablar de grados, existen manifestaciones corporales que están dentro de la media, que no alteran la funcionalidad de una persona, pero en algunos casos, se pueden volver incapacitantes e ir ligadas a enfermedades de la salud mental.
Para ilustrarte un poco mejor el tema veamos dos situaciones, una normal, y otra no tanto.
Cada persona tiene partes del cuerpo que son más reactivas que otras, quizá si nunca has visto esta relación, esto esté muy desconectado en ti y no lo notes, pero si te pones un poco más atento, podrías empezar a hacerlo.
Una muy común es el sistema digestivo, existen personas que sufren de dolores abdominales o gastritis, se les disparan las molestias ante ciertos alimentos y hasta aquí llega el saber de esa persona acerca de su molestia. Pero también es verdad que cuando la persona está en situaciones de tensión, incertidumbre o rechazo, también puede presentar las mismas molestias, incluso ante situaciones positivas, pero que produzcan tensión.
Son situaciones comunes, del día a día, que generalmente las personas buscan la forma de arreglárselas y conviven con esto, pero no les impide llevar la vida que quieren.
Por otro lado puede haber personas que mantengan un estado de tensión constante, que siempre tengan pensamientos anticipatorios catastróficos, que vivan con una sensación de peligro constante y que sus músculos